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  • CHINA: Leche, una historia de cambios y desafíos 16/11/2023

    Aunque la leche no forma parte de su herencia culinaria y la población es tradicionalmente intolerante a la lactosa, China tiene una influencia decisiva en el mercado lácteo mundial. Es el mayor importador de leche y en los primeros nueve meses de 2023 compró 2,4 millones de toneladas de productos lácteos del extranjero, por un valor de 10 mil millones de dólares.

    Nueva Zelanda, el mayor exportador de leche del mundo, depende sustancialmente del mercado chino y representa el 39% de las importaciones. China también es un destino importante para la Unión Europea que, con una participación del 33% de las importaciones, está por delante de Australia con un 7%. China también se ha convertido rápidamente en un gran productor de leche y ocupa el tercer lugar en el mundo después de India y Estados Unidos, con un consumo per cápita que aumentó de 25 kilogramos en 2006 a 36 kilogramos en 2019.

    Revolución blanca

    Con casi 1.400 millones de habitantes y una clase media cada vez más sensible a los aspectos de la nutrición y abierta a una dieta más variada y occidentalizada, la demanda de leche y productos lácteos ha crecido significativamente. Esta "revolución blanca" comenzó con la fundación de la República Popular China en 1949, cuando el gobierno impulsó el consumo de leche, considerándola un alimento nutritivo y beneficioso para la salud y se puso en marcha el desarrollo del sector lácteo nacional con la creación de establos colectivos, cooperativas y empresas estatales. Hasta ese momento, el consumo de leche se limitaba a las zonas urbanas donde vivían los extranjeros, quienes fundaron las primeras granjas lecheras. En primer lugar, la Shanghai Dairy Company fundada en 1883 por el británico William Little, seguida en 1906 por la Tianjin Dairy Company fundada por el francés Paul Doumer y en 1915 por la Beijing Dairy Company fundada por el danés Carl Jensen.

    Sin embargo, el gran y rápido impulso al desarrollo del mercado lácteo lo dieron las reformas iniciadas en 1978 que abrieron el país al mercado internacional y al sector privado, determinando el crecimiento económico, el aumento del poder adquisitivo y el cambio demográfico y cultural. En su evolución también se ha visto afectado por vulnerabilidades como las fluctuaciones de los mercados internacionales o las barreras comerciales.

    Particularmente impactantes han sido las crisis sanitarias, como el escándalo de la leche adulterada con melamina en 2008, que causó la muerte de seis niños y el envenenamiento de miles más, dañando gravemente la confianza de los consumidores en la calidad y seguridad de los productos lácteos nacionales. El país ha sabido reaccionar con determinación, invirtiendo en nuevas tecnologías como trazabilidad, inteligencia artificial y biotecnología para mejorar la eficiencia, calidad e inocuidad de los productos, implementando también mejores prácticas a favor de la sostenibilidad. Los resultados están a la vista: en 2022 Yili, con una facturación de 13,5 mil millones de dólares, y Mengniu Dairy, con 11 mil millones de dólares, serán la quinta y séptima empresa láctea del mundo, respectivamente, junto con Bright Dairy, con una facturación de 4.500 millones de dólares, representan el 60% de la cuota de mercado chino y tienen una fuerte presencia internacional.

    Si Occidente ha aportado tradición y calidad al sector lácteo, China está aportando dinamismo e innovación. El desafío es cada vez más abierto.


    traducido por el OCLA del newsletter de Clal.it por Leo Bertozzi